No se puede negar el valor que tiene el VO2 máximo como métrica general para la salud. En 2016, la American Heart Association (AHA) publicó un artículo oficial en el cual se recomendaba que la condición cardiorrespiratoria, que se puede medir con el VO2 máximo, debería evaluarse de forma regular y utilizarse como signo vital clínico. Citaron una base reconocida y cada vez más extensa de investigaciones que documentan la relación entre la condición cardiorrespiratoria, la salud y las tasas de mortalidad1.
En lo que respecta a la mortalidad, la AHA destaca que la condición cardiorrespiratoria es un elemento de predicción mucho más eficaz que factores de riesgo tradicionales como la presión arterial alta, fumar, la diabetes de tipo 2, el colesterol alto y la obesidad.
Cuando se trata de comprender el VO2 máximo, más alto suele ser sinónimo de mejor. Sin embargo, qué es un buen nivel varía para cada persona y depende de factores como el sexo y la edad. Esto se debe a las diferencias normales en la composición corporal (grasa frente a órganos y masa muscular y ósea) y al hecho de que la capacidad para utilizar el oxígeno suele disminuir con la edad.
La buena noticia es que casi todo el mundo puede mejorar el VO2 máximo realizando actividad física de forma regular, con la combinación adecuada de intensidad y duración. Salvo que seas un deportista bien entrenado con años de entrenos de alta intensidad a tus espaldas.